Tamara y sus Tabus… una mirada interna hacia mis prejuicios
Hablar de mis tabús es abrir una parte muy íntima de mí, porque son ideas que he construido a lo largo de mi vida, a veces sin darme cuenta. No siempre estoy orgullosa de ellos, pero forman parte de quién soy ahora y de lo que estoy tratando de mejorar. Creo que cada prejuicio que tengo refleja algo de mi historia, de mis valores y también de mis miedos.
Uno de mis tabús más fuertes es hacia la gente que se aprovecha de los demás. Me molesta profundamente ver cómo algunas personas sacan ventaja de la nobleza o de la necesidad ajena. Tal vez este rechazo nace porque he visto a personas cercanas esforzarse muchísimo para salir adelante, y me duele ver que otros quieran tomar atajos a costa del trabajo ajeno. Siempre he creído que las cosas deben ganarse con esfuerzo y honestidad.
Otro de mis tabús, que admito viene influencia de lo que estudio, es ver madres adolescentes. Como futura profesional de la salud, me cuesta separar la emoción del análisis clínico. A veces siento frustración porque pienso que muchas de estas situaciones se pudieron prevenir con educación, acompañamiento y acceso adecuado a la salud. No es que las juzgue como personas, pero sí me impacta ver cómo la vida de dos seres humanos cambia tan rápido, y cómo la falta de información puede marcar un futuro entero.
También tengo un choque fuerte con las personas que se creen demasiado, pero en el fondo no tienen nada que respalde esa actitud. La arrogancia injustificada me irrita. Me cuesta conectar con alguien que mira a los demás por encima del hombro, como si estuviera en un nivel superior. Para mí, la humildad dice mucho más de una persona que cualquier título o apariencia.
Y algo muy personal no confío en la gente que tiene adicciones, especialmente cuando se trata de alcoholismo, drogas o vapeo. El vape, en especial, lo odio. Me incomoda, me da mala espina y siento que afecta la salud más de lo que muchos quieren aceptar. Quizá este tabú viene de ver cómo las adicciones destruyen relaciones, hábitos, sueños y oportunidades. Me cuesta creer en la estabilidad o responsabilidad de alguien que depende de una sustancia para sentirse bien.
Reconocer mis tabús no significa que esté justificando mis prejuicios, pero sí que estoy tratando de entenderlos. Cada uno viene de mis experiencias, mis expectativas y de lo que quiero para mi vida y mi futuro. Sé que debo trabajar la empatía, mirar más allá de mi primera reacción y recordar que cada persona tiene una historia que yo no conozco. Al final, mis tabús hablan de mí, no de los demás, y conocerlos es el primer paso para crecer como persona y como futura médica.
Foto. Trabajo con los niños adolescentes educacion sexual.
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